Francamente, no tiene uno estómago para ignorar que la soledad indeseada implica dolor. Hay estudios que la asocian con diversas enfermedades, no solamente mentales. Estar solo es una delicia a condición de disponer del gobierno pleno de la propia soledad, cuando esta consiste en el retiro ameno y temporal del que hablaba el poeta; en el sitio, a fin de cuentas, al que uno acude por su propio pie en procura de reposo, de reflexión, y a entablar coloquios con su conciencia.
Fernando Aramburu | El arte de estar solo | Cultura Home | EL MUNDO