Mientras Chase revisaba, me puse a observar el puesto de mando central diseñado por gente que poseía claramente un profundo y cultivado amor por el arco, la elipse y la parábola. La geometría era del mismo tipo que la del exterior de la nave: era casi imposible hallar líneas rectas en alguna parte. Quedaba claro también que los dellacondanos nunca habían adorado a los dioses utilitarios que dominan nuestra época. El interior de la nave poseía una riqueza y un lujo que sugerían la intención de ir a la guerra con estilo. Parecía una afectación rara en gente que provenía de un árido planeta fronterizo.
Jack McDevitt | Un talento para la guerra
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